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El funcionario del Departamento de Estado que dirige las negociaciones de intercambio de rehenes de EEUU por criminales convictos en el país de naciones hostiles defiende la gestión que ha permitido el regreso a casa de decenas de detenidos en el extranjero.
“Las cifras no concuerdan. De hecho, es algo que va a la baja, en la dirección opuesta”, declaró Roger Carstens, enviado especial de la presidencia para asuntos de rehenes, sobre el número de estadounidenses detenidos injustamente.
La lista se ha reducido incluso mientras el gobierno del presidente Biden ha mostrado disposición de hacer acuerdos con potencias rivales, algo que, dijo Carstens, demuestra que ello no alienta a otros países a detener a más estadounidenses bajo premisas falsas.
“Según mis cifras”, añadió, “van a la baja”.
Los acuerdos “siempre son decisiones complicadas”, pues el gobierno federal a menudo tarda años tratando de determinar lo que el otro país quiere a cambio de la liberación de un prisionero estadounidense. La respuesta suele ser un criminal convicto encarcelado en Estados Unidos.
Para traer de regreso a la estrella de la WNBA Brittney Griner de Rusia, por ejemplo, Estados Unidos liberó en 2022 al traficante de armas Viktor Bout. Y en diciembre pasado, el gobierno de Biden intercambió a un aliado cercano del presidente venezolano Nicolás Maduro que se encontraba preso por cargos de lavado de activos a cambio de la liberación de 10 estadounidenses tras las rejas en la nación sudamericana, así como el retorno de Leonard Glenn Francis, un empresario que se encontraba prófugo.
“Hasta cierto punto, es inaceptable porque las decisiones son difíciles. Pero, la alternativa es que esos estadounidenses vuelvan a casa”, dijo Carstens.
Carstens negó que las autoridades federales tomen en cuenta la notoriedad de un detenido, rechazando la idea de que Estados Unidos se enfocó más en el caso de Griner debido a su popularidad como jugadora profesional de baloncesto.
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