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Rusia amenazó este martes a Estados Unidos con una posible escalada de la guerra en Ucrania, asegurando que no quedaría fuera del conflicto y sentiría también sus consecuencias.
De esta manera, el Kremlin buscó persuadir a Washington de reducir su asistencia a las tropas de Kiev, que llevan ventaja en Kursk, donde irrumpieron semanas atrás.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, cargó así contra la Casa Blanca y sostuvo que los riesgos de una Tercera Guerra Mundial son claros y no se limitarían a Europa.
“Ahora confirmamos, una vez más, que jugar con fuego -y son como niños pequeños jugando con cerillas- es algo muy peligroso para los adultos a los que se les confían armas nucleares en uno u otro país occidental”, comenzó diciendo y enfatizó: “Los estadounidenses asocian inequívocamente las conversaciones sobre la Tercera Guerra Mundial con algo que, Dios no lo quiera, si ocurre, afectará exclusivamente a Europa”.
A continuación, se refirió al pedido de Volodimir Zelensky para el cese de restricciones en el uso del armamento aliado para poder ser empleado en territorio ruso, que está siendo evaluado por las naciones, y sostuvo que Occidente está “buscando problemas” al hacer lugar a esta posibilidad.
Ucrania lleva meses pidiendo a los socios internacionales que le permitan emplear sus armas cada vez con menos restricciones, con el objetivo de poder aprovechar a pleno su potencial, incluso si eso significa atacar al enemigo en su propio terreno. Inicialmente las naciones se mostraron reacias al cambio por temor a un conflicto abierto con el Kremlin pero, con el correr de los meses, lentamente fueron cesando algunas de las limitaciones.
Por otro lado, Lavrov dijo que Rusia está “clarificando” su doctrina nuclear, para la que, en junio, Vladimir Putin había adelantado algunos de los posibles cambios a implementar. “Sabemos que entre los expertos de Occidente se barajan ideas de cierto tipo de armas nucleares que podrían ser utilizadas y eso no sería algo especialmente grave… Puede que no sea grave pero nosotros estamos obligados a prestar atención a eso y lo hacemos”, dijo entonces el líder del Kremlin y resaltó que “las fuerzas nucleares rusas siempre están en estado de alerta”.
Las palabras del Ministro se conocieron el mismo día que el jefe militar ucraniano, Oleksandr Sirski, confirmó que las tropas ya controlan casi 1.300 kilómetros cuadrados de la región rusa fronteriza, donde irrumpieron sorpresivamente el pasado 6 de agosto. Asimismo, se han capturado 594 prisioneros enemigos.
Estas cifras dan cuenta de la ineficacia de las Fuerzas Armadas de Moscú para hacer frente a la ofensiva, la cual no logran detener. “El enemigo arrastra tropas desde otros puntos, de tal manera que las debilita. Trata de crear un anillo de defensa alrededor de nuestra ofensiva e intenta planificar acciones de contraataque” aunque con escaso éxito, explicó Sirski.
En tanto, Zelensky adelantó en las últimas horas que en septiembre presentará a Joe Biden un plan para poner fin a la guerra, que también será entregado a los candidatos Donald Trump y Kamala Harris, para el que la incursión en Kursk fue fundamental.
“El punto principal es obligar a Rusia a poner fin a la guerra y eso es algo que deseo fervientemente: que sea justo para Ucrania”, dijo en las últimas horas sobre la iniciativa, que incluye medidas económicas, lineamientos sobre su rol en la arquitectura de la seguridad internacional y negociaciones territoriales “en nuestros propios términos”.
Infobae